lunes, 7 de agosto de 2017

La Biblioneta: cultura ambulante para todos

"La Biblioneta” nació el 2 de diciembre de 2011 y fue presentada en sociedad en el espacio Casa Matienzo. La idea había surgido a fines de ese mismo año, cuando la actriz y narradora Majo Turner conoció la historia de Luis Soriano, un maestro de escuela colombiano que transporta de pueblo en pueblo, en lo más profundo de su país, una biblioteca ambulante a bordo de un burro. Automáticamente quiso adaptar la experiencia de Soriano a la ciudad y para ello hizo uso de una camioneta Volkswagen, ilustrada y coloreada por el escenógrafo Esteban Siderakis, con la que emula al maestro colombiano.
“Por ahora estamos en una etapa de prueba. Todos venimos con un bagaje en narración, en actuación y trabajo con chicos, pero esta mezcla de cuentos, canciones y juegos, somos principiantes”, explica el actor Ignacio Salerno.
“La Biblioneta” hoy está estacionada en la plaza frente a la estación del Tren de la Costa de San Fernando donde funciona todos los sábados el “Mercado Sabe la Tierra”, conformado por 40 puestos de comida orgánica. Es la sexta vez que Ignacio Salerno, Carina Schmidt, Majo Turner y Alejandra Marroquín, quienes forman el grupo “Encuentro” y llevan adelante el proyecto, son invitados por la gente del Mercado.
“Los lugares a los que llevamos `La Biblioneta´ son rotativos. Vamos a donde nos den la libertad de hacer lo que queramos”, asegura Salerno, el único hombre del grupo, con el que Notio dialogó antes de que empezaran a llegar los chicos.
¿Cómo funcionan los encuentros?
Llegamos con la camioneta, armamos el espacio. Desplegamos una lona con forma de pizza de varios colores y algunos banquitos. Los chicos llegan y se les da la bienvenida. Se empieza con algún juego, generalmente que tenga que ver con las palabras, o una adivinanza para romper el hielo. Después pasamos a narrar oralmente cuentos. No se lee simplemente, si no que los cuentos están trabajados, adaptados a la forma del narrador y de manera muy interactiva. Se cantan canciones y se pone música. Finalmente, lo que considero más importante, se abre el espacio de lectura. Se bajan las bibliotecas, se ponen al alcance de los chicos, únicamente para leer acá.
La idea es incentivar la lectura y que el chico se vaya con ganas de volver a tener ese libro, que se lo pida al padre, o que le pida otro diferente. Despertarle la pasión por la lectura, la escritura y la narración.
¿Cuál es la reacción de los chicos?
Es muy linda y muy diversa. Sin embargo, hay algo que siempre se repite. Cuando un chico escucha narrar un cuento se compenetra y se mete en la historia y vos podés ver como la cara se le va transformando. Al narrar uno no solamente lee sino que le pone el cuerpo. Entonces ves que el chico va siguiendo tus caras y repitiendo los gestos.
Otra cosa muy linda es ver como los chicos ven a los padres, que también se enganchan. El chico lo mira y eso genera un ida y vuelta. Crea un clima muy lindo en el que los padres se sientan con los hijos a escuchar los cuentos.
¿Qué repercusión tuvieron con el proyecto?
Por el poco tiempo que hace desde que empezamos, la difusión que tuvo fue muy buena y la repercusión muy grande. El pico máximo fue haber llegado a la tele. El año pasado hicimos algunas notas para revistas y diarios, pero llegar a canal 7 fue increíble por la repercusión que generó. El viernes 2 de marzo estuvimos en el piso del programa “Vivo en Argentina”, invitados por Nicolás Pauls, que nos vino a ver con su hija en este mismo lugar. Automáticamente, mientras estábamos haciendo la nota, en el Facebook nuestro llegaban mensajes de Tucumán, Neuquén o Córdoba. A raíz de eso, surgió la posibilidad de hacer un viaje para participar del 2° Festival de Cuentacuentos de Neuquén, que es del 10 al 13 de mayo y en el camino ir haciendo algunas paradas.
¿Qué tipos de libros necesitan y cómo se puede contactar con ustedes la gente que quiera donar?
El 90% de los libros que tenemos son donados. En principio tratamos que sean de cuentos, por una cuestión de tiempo y que sean infantiles, porque es al público al que estamos enfocados, por ahora. No es que estamos cerrados en los chicos, pero por el momento empezamos por ellos. De todos modos, el sábado 8 de marzo estuvimos en el ECUNHI (Espacio Cultural Nuestros Hijos), en la ex ESMA, donde había mayoría de adultos.
Para donar libros nos pueden contactar mediante nuestra página web www.labiblioneta.com.ar, al mail, que eslabiblioneta@hotmail.com, o buscarnos en Facebook."

domingo, 6 de agosto de 2017

Star Wars también es política

Quiero decir algunas cosas sobre la película, porque quedé conmocionado, pero antes quiero aclarar que en todo aquello en lo que La Guerra de las Galaxias 1, 2 y 3 fallaron, la nueva película, El despertar de la fuerza, tiene éxito. Posee aquello que hace de una película hollywoodense un éxito imperecedero. La elección de los personajes no fue hecha en una agencia de modelos, parece gente normal, tanto que uno puede llegar a empatizar con algunos de ellos. Tiene un guión fuerte y alejado de grandilocuencias baratas. Tiene humor, tiene acción y no basa la historia en la acumulación de escenas con efectos especiales, aunque las tiene y muy buenas. Su fuerte se sustenta en la nostalgia, en la relación marcada entre la trama de esta película y las viejas y originales.
Sin embargo, no es esto en lo que quiero detenerme. No quiero hacer un elogio de aquello que cualquiera de nosotros puede ver sin demasiado esfuerzo. Quiero hablar de política. Porque todo es política y especialmente en Hollywood, la gran creadora del relato, una de las encargadas de abrir la famosa grieta de la que tantos gustan hablar los periodistas de la televisión argentina. Esta separación, esta imposibilidad de entendimiento, este “ellos o nosotros”.
Todos los imperios tuvieron su relato construido en parte a través de la comunicación, el entretenimiento y el arte, y el imperio estadounidense tiene el suyo, sólidamente construido, de una manera tan entretenida, tan romántica, tan dramática, tan violenta que uno no puede más que admirarse de ello. Así como los futbolistas habilidosos se desmarcan de sus rivales con firuletes y movimientos bellos, así se escapa Estados Unidos de la etiqueta que le corresponde, de la denominación que se le debería atribuir: la del gran imperio que dominó el mundo durante décadas y aun lo hace.
Me preguntaba antes de sacar la entrada para el cine como sería la trama de la película. En la primera trilogía existía no solo el Imperio galáctico, sino una Federación de comercio, una corporación que dominaba al imperio, que le daba su razón de ser. EL COMERCIO. El imperio existía por una intención de dominar económicamente la galaxia. Ante eso se erigía la rebelión, la resistencia. Ante la posibilidad de que el imperio ejerciera el control político y económico sobre el universo. Eso se podía fácilmente transpolar a nuestro mundo, a nuestra realidad, lo cual creo que era la intención de quienes hicieron la película (aunque muchos de sus fanáticos no les interese percatarse de aquello). Era muy simple entender que eran las corporaciones quienes movían los hilos, era la posibilidad del mercado, la codicia económica la que le daba sentido. Entonces, yo me preguntaba como manejaría esta situación la nueva película. Bueno, la decisión fue correr el eje. Ya no se habla en esta película sobre mercado, ya no hay Federación de comercio. Ahora solo hay gente vestida de negro que es malvada por el simple hecho de serlo. No se gastan en explicar, en intentar mostrar cual es la fuerza que motiva el mal. El malo es malo, y en la eterna lucha entre el bien el mal, uno son buenos y los otros malos. En una combinación perfecta, una combinación que no puede fallar, mezclan el simbolismo nazi o fascista, como gusten, con esta cuestión tan actual del terrorismo, del terror por el terror mismo, de los malos que no son malos ni por oprimidos ni por codiciosos, que simplemente son malos. Que no son simpáticos ni cancheros. MALOS.
Hay una escena que me parece es clave en la película, aunque no dura más de unos pocos minutos: Uno de los líderes del imperio, que ahora se llama Primera orden, es un hombre rubio, blanco, con rasgos duros, muy parecido a los militares nazis que se ven en las películas norteamericanas sobre el holocausto. Antes de comenzar un ataque da una discurso con marcado acento alemán frente a sus tropas, prolija y firmemente erguidas, muy parecido también a los discursos que se pueden ver (están cargados en You tube) que brindaba el Adolf Hitler durante la segunda Guerra Mundial. Entonces sí, no caben dudas: el mal siempre fue el mismo, unilateral, indiscutido e irracional. Nadie en su sano juicio dudaría de las atrocidades que llevo adelante el nazismo, pero, a su vez, nadie en su sano juicio y con un poco de conocimiento de la historia o algo de interés por la actualidad, podría dudar de que no fue el nazismo el único autor de las monstruosidades que se le infligieron a la humanidad. Hollywood se ha empeñado en mostrarnos al nazismo como un mal irracional, cuando creo que había más razones, no solo raciales sino también económicas y políticas para llevar adelante todas sus masacres contra el pueblo judío, contra otras naciones que invadía y contra su propia gente. Pero el cine norteamericano, con su bombardeo fílmico, nos distrae del hecho de que los dos bandos en conflicto eran atroces, implacables, que el capitalismo levantó campos de concentración, disparó bombas nucleares, persiguió enemigos políticos dentro y fuera de su país y hoy sigue hambreando y asesinando. Nos hace olvidar de que las grandes potencias europeas vivieron durante décadas en abundancia gracias al hambre del tercer mundo, al que mantuvieron en desgracia por la fuerza de las armas.
Bueno: el principal enemigo actual, hoy islámico, sigue siendo igual de irracional.
Estados Unidos se desmarca y construye el relato. Los malos son otros, los que quieren destruir al mundo libre, y el mundo libre es occidente. No se hable de comercio, porque eso embarulla las cosas. Que mejor se hable de los irracional, sin profundizar. La palabra imperio suena muy mal y el gran país del norte no quiere que se lo identifique como tal.
El cine, como siempre (sino analicen un poco toda la filmografía norteamericana), es una máquina de construir relato y la cultura popular es una manera de afianzar ideas y distraernos de nuestra realidad. Nadie mejor que Hollywood para hacerlo. Si hay un país que sabe como hacer películas, ese es Estados Unidos.
Para terminar puedo decir dos cosas más: 1.- Disfruté demasiado de La Guerra de las galaxias, y por eso salí del cine y no pude hacer otra cosa que ponerme a escribir esto. 2.- Todo es política.

sábado, 29 de octubre de 2016

Entrevista con Miguel Cohan, director de Betibú: “La película pone el ojo sobre el presente del periodismo”

(Entrevista inédita realizada para el estreno de la película Betibú)

El crimen de un empresario en su casa de un country en el Gran Buenos Aires se convierte en una noticia que toma trascendencia rápidamente. A partir de ese hecho, se desarrolla la película Betibú, basada en la novela policial de la escritora argentina Claudia Piñeiro.
La trama despliega un entramado de conflictos que incluyen a una escritora reconocida, a algunos periodistas, a los medios masivos de comunicación y al poder. O más concretamente, a la relación y dependencia entre ellos. Finalmente deja en manos del espectador una pregunta clave: ¿Quién es el asesino?, ¿El que desea la muerte del otro, el que la contrata, el que la ejecuta, el que la planea, el que la encubre o el que cobra por el trabajo?
Miguel Cohan, quien debutó con el thriller Sin retorno, estrenado en 2010, fue el encargado de dirigir y hacer la adaptación del guión en colaboración con su hermana Ana. El elenco lo componen actores de la talla de Mercedes Morán, Daniel Fanego, Norma Briski y Lito Cruz, entre otros.
“Me llamaron de la productora Haddock Films, que fue la productora de mi primera película Sin Retorno”, cuenta Cohan en una entrevista mantenida con Alrededores. “Me dijeron que tenían los derechos de la novela. La leí ese fin de semana y la decisión mía fue inmediata. Antes de terminar la novela ya sabía que quería hacerla. Me di cuenta que lo que me pasaba a mí como lector era algo que quería trabajar.
Los personajes eran muy atractivos para trabajar. Sobre todo para un policial, los cuales muchas veces terminan siendo peones de una trama. En este caso tenían su propio espacio, su propia vida. Por otro lado, la trama me gustaba mucho. Funciona desde el enganche, de querer saber cómo sigue y como termina.
Ninguna adaptación es fácil, pero justamente ese desafío el tema de los personajes fue lo más sencillo. La elección de los actores tampoco fue complicada. La participación de Mercedes Morán era algo cantado, casi como una obviedad. Con Daniel Fanego tuvimos más dudas. En el libro la descripción del personaje que interpreta es distinta: gordo, pelado, más viejo. Pero Daniel aporta toda una vuelta genial”.
¿Hubo contacto con la escritora Claudia Piñeiro en el trabajo sobre el guion?
Hicimos tres versiones del guion que le fuimos entregando a Claudia Piñeiro y ella hacía una devolución. Fue muy generosa. Es muy difícil para el autor leer ese material porque la película tiene dos cuestiones inevitables: nunca deja de ser una mirada del que la adapta y además es una condensación inevitable.
¿Cómo fue la reacción de parte los lectores de Betibú?
Siempre tuvimos la duda de qué iba a pasar con los lectores. La verdad es que nos fue muy bien y gustó mucho. Eso se ve también en las redes sociales. Están de verdad conformes. Si te ponés a charlar seguramente van a encontrar que les hubiera gustado más presencia de aquello, menos de esto. Porque cada persona que lee un libro hace su propia adaptación.
Es notable la intención de la película de mostrar desde adentro el mundo de los medios y del periodismo. ¿Cómo fue tu investigación al respecto?
Es muy claro como el libro de Claudia Piñeiro pone el ojo en el presente del periodismo. Hay todo un trabajo que ya hizo la autora. Pero nosotros quisimos hacer nuestra propia investigación. Nos entrevistamos con periodistas de policiales. Era importante que en la película ese mundo estuviera lo más detallado posible. Queríamos que la redacción se sintiese viva y real.
Así como históricamente el periodismo se ocupaba de poner el ojo en distintos lugares para que el lector accediera a eso que de repente no había visto, hoy eso es autorreferencial por excelencia. La mirada está puesta en los mismos medios y en el trabajo del periodista.
Es una película muy actual. ¿Crees que en otro contexto histórico no hubiese tenido tanta repercusión?
Si se hubiese hecho hace diez años para poder sostener algunas situaciones debería haber explicado mucho más, porque el espectador no venía con un bagaje de cuestionamiento previo. Claramente, el planteo sería otro y la forma de llegar a ciertos temas sería distintas.
Cuando escribí  mi anterior película, Sin retorno, estaba pensando en el público argentino y no me pareció necesario explicar la situación de los medios de comunicación argentinos, cómo se desarrollan las noticias y la realidad de los accidentes de tránsito. Ningún espectador argentino lo cuestionó. En Europa, durante la presentación en festivales, mucha gente me decía: “No es exagerado que haya un canal de noticias 24 horas”. Sin embargo, en la Argentina hay cinco. En España el único canal de noticias existente repite un bloque de dos horas durante toda su programación. Es interesante como cada sociedad tiene sus propios contextos.
La película deja en manos del espectador varios interrogantes que no responde
Creo que cuando las películas empiezan a construir en la trama una conspiración, y al final todo se reduce a un hecho personal, es muy decepcionante. Es mucho más poderosa la conspiración. Me parecía que reducirlo a un hecho individual iba a ser mucho menos potente y frustrante para el espectador. Entonces, decidimos resolver el crimen, pero tratamos de darle un marco de conspiración. No buscamos un final abierto. Hay gente que lo considera así, pero yo creo que no lo es. El espectador termina de resolver la conspiración en su cabeza. A eso apuntamos.
Betibú, es muy cercana a la escuela inglesa del policial. Los detectives con un caso para investigar y que no parecieran estar afectados emocionalmente por aquello que sucedió. Quieren saber que hay detrás del crimen pero no dejan de dormir por eso. Es un policial con tono de comedia.
¿Qué cambió en vos como director con respecto a Sin retorno?
La única forma de aprender a hacer esto es dirigiendo. Yo trabajé once años con el director argentino Marcelo Piñeiro y sabía muchísimo sobre la técnica del cine. Pero dirigir, es dirigir. Es intransmisible. Es la prueba y error, la única manera de hacer arte. Muchas cosas que probé en Sin retorno, me sirvieron para ahora poder tomar decisiones. Te permite hacer una reflexión imposible si la formación es solo teórica.
¿Sentís que hay más lugar para los policiales después de películas tan exitosas como El secreto de sus ojos o Las viudas de los jueves?
Siento que nunca desapareció el policial en el cine argentino. Generalmente las comedias siempre fueron exitosas. El policial quizás está más presente y luego se retira un poco, pero siempre está. Lo que se siente ahora es que las películas más exitosas se han dividido entre comedias y policiales. Es más una retirada del drama.
Sin embargo, es difícil encontrar buenos policiales, que cierren por todos lados.
Yo creo que en términos generales el cine argentino está muy bien. Claramente, no en llegada al público. Eso es un problema que tenemos. Son diez las películas que funcionan por año. El resto no funcionan en cuanto a espectadores. Sí en festivales.
Hay un piso técnico muy importante y no es poca cosa. La fotografía casi siempre es buena, la cámara es interesante. Como en todo país emergente hay muchísimos problemas, pero puntualmente hay una traba con tener salas.
A veces pareciera que sin Darín y Francella es imposible hacer algo exitoso
Si hablás en cuanto a números que sean palabras mayores, es cierto. Te diría que desde Las viudas de los jueves, no hay ninguna película sin Darín, Francella o Suar que haya hecho números grosos. Es un cuello de botella que no se tendría que dar. Evidentemente esos actores tienen algo que es impagable, pero también creo que la responsabilidad de que eso suceda es del mismo medio.
Con respecto a Betibú, como yo soy el director y no el productor el éxito lo mido solo en dos aspectos: qué la pasa a la gente que la ve y si me sirve para hacer una siguiente película. En ese sentido me siento muy exitoso. La película gusta mucho. Se ve claramente en las redes sociales. La gente sale de ver la película y lo manifiesta por esos medios. Después está lo que me llega en planos no virtuales.
Me permite seguir pensando en hacer una tercera. En término de números, por lo que me dicen los productores tuvimos uno de los mejores arranques en películas argentinas, que es lo más importante, y eso se mantuvo. Evidentemente, la taquilla es la esperada. Hoy en día lo que me interesa es dirigir.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Betibú va a tener seguramente su recorrido por festivales. Lo que tienen las películas es que tienen vida propia. Pero básicamente debería sentarme a escribir. Porque no puedo esperar que me llame una productora con una novela, los derechos comprados y una fecha de estreno. Cuando nos llamaron para hacer este film, yo pensaba: “si yo leía toda la ficción que se editó ese año, hubiera querido hacer Betibú”. Nos podrían haber llamado para una novela que no nos gustase. En todos los ámbitos hay un tema con la suerte que no es secundario.

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Entrevista con Miguel Cohan, director de Sin Retorno


Entrevista publicada en la Revista El Karma de Vivir al Sur
Miguel Cohan, a punto de tomarse un avión rumbo a España donde estrenará Sin Retorno, dice con sinceridad que todo lo sucedido con su película lo agarró por sorpresa: “La película para nuestro medio tiene un presupuesto interesante. Sobre todo para la opera prima que yo imaginaba hace 4 años cuando empezamos a escribirla con mi hermana. Tiene una producción más importante de lo que imaginé.”
La historia de este joven director argentino tiene un punto de partida muchos años antes. Durante once años Miguel fue la mano derecha de Marcelo Piñeyro. Juntos grabaron Cenizas del paraísoPlata quemada, Kamchatca y El método. En conjunto trabajaban la idea inicial, luego el guión, el armado de la película, el rodaje, la postproducción y el lanzamiento.
“Sin duda haber trabajado tantos años con Marcelo me formó tanto o más que la universidad de cine a la que fui – Universidad del Cine -. Hay una relación muy directa de mi estética, o por lo menos de esta película, con lo que hace Marcelo”, aclara. “Probablemente una persona externa puede encontrar concretamente dónde está esa relación”, se le escucha decir de este lado de la línea telefónica.
Nos pidió que lo llamemos por la mañana, ya que la película se estrena en esa semana en la madre patria y él está pronto a cruzar el océano. Se trata de su ópera prima, como la sección de cine de esta flamante revista, en el viejo continente lo esperan rondas de prensa en Barcelona, en Madrid y en Alicante. La película sale a las salas con 80 copias en todo el país. “Muchas copias para una ópera prima, una semana agitada”, predice Cohan.
Dos años después de haber comenzado a pensar la película, el guión ganó un premio que fue clave para la suerte del film. “Aquél premio hizo que la película llamara la atención. Estas dos productoras se interesaron en él, que es lo único que yo tenía para ofrecer, porque ellos no tenían forma de saber como yo iba a dirigir la película. Así que en ese sentido el guión es el culpable de todo.”, aclara.
Las actuaciones son uno de los puntos fuertes de Sin RetornoLeonardo Sbaraglia, Federico Luppi y Martín Slipak – este último, a nuestro criterio, revelación de la película – comparten cartel. “A Leo lo conocía de otras películas y tenemos una relación “, dice Miguel, “pero con el personaje de Federico Luppi, – un padre que pide justicia por la muerte de su hijo en un accidente – nos pasó una cosa curiosa. Cuando el productor español leyó el guión daba por sentado que el personaje estaba escrito para Luppi. Cuando me lo dijo, fui a mi casa y me di cuenta que tenía razón, que habíamos pensado acciones y tonos pensando en Luppi pero sin darnos cuenta”. Con respecto al personaje de Slipak, quizás el más complejo y difícil de actuar, decidió buscarlo por casting. “Sabíamos que era un papel difícil para un actor tan joven. Sin embargo, desde los primeros casting lo empecé ver a Martín en el personaje, y la verdad que no me defraudó”.
Sin retorno es un policial que logra mantener la tensión desde la primera escena. Primero, cuando todavía no hay imágenes, suena Post Crucifixión de Pescado Rabioso –elegida por la hermana de Miguel-. La fuerza que transmite la canción no baja en todo el film. Vidas que se cruzan, destinos que se tuercen y la moral que mira para otro lado. Sin embargo, el director se cuida de aburrirnos con moralejas. Por el contrario, deja a los espectadores el ejercicio de pensarnos como individuos y como sociedad.
Un accidente de autos desencadena las acciones. Las culpas se comparten. Los tres son víctimas y responsables: un ciclista descuidado, un padre de familia que maneja su auto mientras habla por celular y que no ayuda al pibe que casi atropella por centímetros y un chico de clase media alta que mata con el auto de su padre y, asustado e influenciado por un amigo, abandona el cuerpo y huye. Este hecho desencadena un huracán de situaciones que mantuvo a quienes escriben ésto al borde la silla. Uno de nosotros perdió pelo, el otro comió cerca de cien uvas blancas.
No hay una definición de justicia que quiera transmitir”, plantea Miguel y redobla la apuesta: “De hecho la película no transmite demasiadas certezas, al contrario, creo que más que nada plantea problemáticas de difícil solución. Un ejemplo son los personajes de los padres de Matías (Martin Slipak), que descubren que su hijo mató y huyó. A nadie creo que se le pasaría por la cabeza en el momento ir y entregar a su hijo para que vaya preso. En ese sentido lo que buscamos son esas zonas donde si uno encuentra justicia seguro no va a ser justa para todos. No tenemos una propuesta concreta de cómo debería ser sino de mostrar cómo termina afectando a todos los personajes”.
En el marco de la justicia, la película transcurre a los límites de la ley. Para quienes no conocemos el tema a fondo las dudas respecto de cómo actuaría la justicia ante cada situación son ineludibles. En cambio Miguel tiene claro el accionar legal: “Hicimos muchísima investigación. Trabajamos constantemente con dos secretarios de distintos juzgados que nos atendían el teléfono todos los días, nos ayudaban con cualquier duda o con el armado de la película; hay un trabajo muy cuidado de las cuestiones legales que se tocan en el guión y en el rodar de la película”.
Al ver la película no se puede dejar de pensar cuál sería su reacción, desde el lugar de alguno de los personajes, y cuál sería la nuestra: “fuimos perseverantes en tratar de entender a los personajes en cada situación, en tratar de ponernos en su punto de vista y entender porque ese personaje actúa de esa manera. Y buscando eso lo que producen las escenas, es que al ver el accionar de un personaje, uno entiende y por qué y tiende a identificarse. Ahora cuando está haciendo algo en lo que uno no esta de acuerdo, se produce una cosa muy rara en el espectador, y es lo que de una manera buscamos, esa identificación un poco conflictiva”, explicó el ex-asistente de Piñeyro.
El trabajo hecho por Cohan, su hermana, la producción, actores y demás da por resultado una película que es recomendable ver con la mente abierta, dispuesto a analizar y pensar las situaciones.
Antes de despedirse Miguel tuvo tiempo para echarle un vistazo al futuro: “Con mi hermana, repitiendo la fórmula, estamos pensando en la próxima. La diferencia es que antes en lo único que pensaba era en Sin Retorno y ahora tengo que pensar en Sin Retorno y en la próxima. Poco a poco vamos avanzando con este nuevo proyecto. Espero que esta vez me lleve menos de 4 años armarla”.
Las personas que firman esta nota, esperan que lo logre así no hay que esperar cuatro años para la próxima. Para cerrar a lo Sin Retorno con Pescado Rabioso: siento presagios de lo que vendrá.
Sebastián Pujol – Sergio Delbreil

Hiko. Mujeres malabaristas en las islas de Tonga.


Nota escrita hace unos cuantos años para una revista que nunca se publicó.

En Tonga, uno de los países más pequeños del mundo repartido en más de ciento cincuenta islas del Pacífico Sur, la gran mayoría de las mujeres, y solamente las mujeres, practican un tipo de malabar llamado Hiko. Lo hacen con frutas, pero sobre todo con un tipo de nueces de gran tamaño llamadas tui tui, mientras cantan canciones tradicionales, con letras en tongano antiguo cuyo significado se perdió de todo conocimiento con el paso de los años.
Bien lejos del vértigo de las metrópolis occidentales, las mujeres de estas remotas islas, rodeadas de quinientos mil kilómetros cuadrados de agua, aprenden a hacer malabares en la escuela y lo siguen practicando durante toda su vida. El promedio puede mantener en el aire más de cinco unidades.
El escritor y viajero Steve Cohen llegó a Nuku'alofa, capital de Tonga, como parte del itinerario de escritura de su libro Solo malabarismo. Se encontró con un país, que gracias a su aislamiento, es uno de los más auténticos a nivel cultural de toda la zona, a pesar de no ser el más paradisíaco, según sus palabras, del idílico Pacifico Sur.
En el relato que hace sobre su estadía en la isla demuestra su asombro por la habilidad de estas mujeres para hacer malabares con cinco o seis unidades sin siquiera tener un calentamiento previo, y hasta relata historias que hablan de mujeres que llegan a la increíble hazaña de diez unidades yendo de una mano hacia la otra y jugueteando en el aire.
Las nativas no tienen la costumbre de mostrar sus habilidades en el Hiko al aire libre, motivo por el que hay escasos registros de video, aunque “prácticamente todas las estudiantes en Tonga saben como hacer malabares”, explica Cohen. Actualmente solo las chicas lo hacen, algunas de cinco o seis años. Sin embargo, en las zonas más pobladas de la capital la tradición va perdiéndose y llegan otras preocupaciones y distracciones junto con el lento avance del progreso.
El Hiko es una antigua tradición con orígenes religiosos, en este grupo de islas bautizada como Islas de los Amigos, por el navegante James Cook en 1774 gracias a la hospitalidad de los nativos. Según cuenta la mitología de Tonga, existe desde el principio del tiempo un lugar llamado Bulotu, o mundo invisible que, según cuenta Sarah Stock Farmer en su libro Tonga and the friendly Islands, “era poblado por los espíritus de las principales personalidades del pueblo de ambos sexos que abandonaban el mundo de los vivos”. Se suponía que estos espíritus ejercían como intercesores con los dioses.
Bulotu era la morada de la diosa ciega Hikuleo, ser espiritual que cada vez que se movía generaba un terremoto. Hikuleo tenía la costumbre de llevarse a los primogénitos de las familias más importantes para poblar su mundo invisible. Farmer cuenta en su libro que los demás dioses, con motivo de ponerle un punto final a esta situación pasaron una cadena a través del cuerpo de Hikuleo y ataron un extremo al cielo y el otro a la tierra. Confinada a permanecer en Bulotu le extraía los ojos a toda aquella persona que entrara en su mundo sin autorización y luego invitaba a las mujeres de su reino para que hicieran malabares con los ojos de los intrusos. Una de las almas del reino de Hikuleo escapó y contó la historia a la gente de la tierra, dando comienzo a la tradición. Por temor a que alguno de los espíritus del Bulotu merodee por la noche e intente robarles sus ojos y llevárselos consigo a su mundo, las mujeres nunca juegan al Hiku por las noches.

Espacios verdes en la Ciudad de Buenos Aires.






2010.
La planificación de espacios verdes para la ciudad de Buenos Aires ha escaseado durante las últimas décadas. El gobierno actual agudiza el desinterés en una prioridad que repercute en la calidad de vida. Las trabas y las soluciones posibles para un patrimonio que tiende a desaparecer.

A más de un siglo de la planificación de espacios verdes como lugares públicos y de ordenamiento urbano, la ciudad de Buenos Aires intensifica su falta de políticas para revertir un problema que hoy tiene como principal consecuencia su propia oxigenación: la capital de la República Argentina cuenta aproximadamente con menos de dos metros cuadrados de espacio parquizado por habitante, a diferencia de los 7m2 de principios de siglo XX, y al mínimo de 10m2 estimado por la Organización Mundial de la Salud. En las últimas estadísticas que dio a conocer la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad, para 2008 de los 202,04 kilómetros cuadrados del territorio total de la Capital Federal, solamente 18.43 están dedicados a parques, plazas y plazoletas.
Los espacios verdes públicos cumplen una función estética, social y es también un indicador de calidad de vida. En barrios como Almagro encontrar una plaza es un verdadero hallazgo. Sólo hay una que comprende una manzana de las 230 que tiene la zona. Incluso en barrios como Caballito, que popularmente se lo asocia con los parques Centenario y Rivadavia, la cantidad de metros cuadrados de suelo vegetal no satisface a sus habitantes. En el extremo opuesto se encuentra Palermo, que a pesar de tener una gran población, abarca el Parque Tres de Febrero y sus bosques. Si se lo aísla del resto el mapa, Palermo logra superar los estándares internacionales. Según el arquitecto Guillermo Tella, autor de varios libros sobre la urbanización en Buenos Aires, el problema central que se desprende es que “hay zonas de muy baja cobertura, donde la población queda muy alejada de estos espacios, como el centro y el corredor oeste”. Para el licenciado en Diseño del Paisaje y especialista en espacios urbanos, Flavio Marqués, esta desproporción se debe a una “falla de planificación tanto cuantitativa como cualitativa, en las últimas décadas de crecimiento”.

El estado de las cosas.




El gobierno de Mauricio Macri en sus dos años y medio de gestión, redujo en un 75% el presupuesto destinado a los espacios verdes, al eliminar el financiamiento exclusivo de la Reserva Ecológica, el Parque Tres de Febrero y el Jardín Botánico Carlos Thays. También fusionó el Ministerio de Espacio Público con el de Medio Ambiente, un área sensible, con muchas urgencias respecto a la higiene. El jefe de Gobierno además cambió a su primer ministro en esa cartera, Juan Pablo Piccardo luego de que una investigación realizada por la Auditoría General de la Ciudad, el 2 de diciembre de 2009, revelara que durante 2008 sólo se ejecutó el 52% de las obras, mantenimiento y control de los espacios verdes que habían sido planeados. Esto sumado a la creación de la polémica Unidad de Control del Espacio Público (UCEP) y el presunto delito de defraudación por administración fraudulenta durante su desempeño como gerente general de la empresa cervecera Isenbeck, por el cual Piccardo se encuentra imputado desde 2007, previo a su asunción.
Desde el actual Ministerio de Ambiente y Espacio Público, ahora comandado por el contador Diego Santilli, proclaman como principal y único objetivo para los espacios verdes el Plan Maestro de arbolado urbano, que permitirá una aproximación mensurable al problema. De parte del Ministerio que preside Santilli eligieron no hacer ninguna declaración al respecto.
Según Flavio Marqués, “el actual gobierno no tiene idea en la materia y hace todo por inercia”, a la vez que recuerda que “el Plan Maestro se hereda de dos gestiones anteriores porque comenzó a desarrollarse en la época de Aníbal Ibarra”. El paisajista también enfatiza en la urgencia de realizar este plan porque “la ciudad todavía no sabe cuántos árboles tiene, ni posee un dato fiel de los metros cuadrados de espacios verdes que existen exactamente, ni sabe cual es su calidad”. Entre otras irregularidades, se cuentan como espacios verdes plazas secas donde predomina el cemento, como por ejemplo la de La República, donde se encuentra el Obelisco. En los nuevos relevamientos, como el supuestamente actualizado mapa interactivo de Buenos Aires (mapa.buenosaires.gov.ar), también aparecen como espacios verdes terrenos baldíos que fueron cedidos a la construcción inmobiliaria hace más de 5 años, como la manzana comprendida entre Avenida Del Libertador, Campos Salles, Montañeses y Guayra en el barrio de Nuñez, donde se encuentra el Chateau Libertador, la exclusiva torre de 40 pisos.

Gris por verde.



Entre las obras del gobierno porteño en favor del espacio público, figuran la puesta en funcionamiento de plazas y la finalización de los Pasajes Carabelas y Reconquista. Estas obras, como también muchas de las llevadas a cabo por gestiones anteriores (como lo fue el enrejado de plazas), están signadas bajo un denominador común: la falta de material vegetal. Según el arquitecto y urbanista Marcelo Corti, esto se debe a “que se reducen los costos de mantenimiento en un espacio seco, a diferencia de un especio verde”. Marqués también denuncia que la utilización de determinados materiales se debe a que “los políticos tratan de inaugurar las obras en su propia gestión” y que con la vegetación “hay que esperar a que las plazas crezcan, esperar 15 años, cuando los tiempos electorales son otros”. Para Tella el espacio verde público no está en las prioridades de los gobernantes: “Lo único que he visto en los últimos años es la intervención de plazas con recintos para perros y para juegos, pero esto no generó vegetación.”
Una nueva conquista en pugna entre los sectores inmobiliarios y quienes abogan por más espacios verdes, son los terrenos que dejaron de tener un uso ferroviario, ubicados en Retiro, Liniers, Barracas, Caballito y Colegiales. Según Marqués, “ya hace 10 años que estos predios generan una fuerte disputa entre el gobierno nacional y el gobierno de la ciudad autónoma sobre la especulación inmobiliaria”. Según Corti, “debería tratarse urgente un acuerdo entre el propietario, que es el Estado, y la ciudad, para que las plazas ferroviarias se conviertan en espacios verdes parquizados y así eliminar esa expectativa de negocio inmobiliario permanente”. A su vez reclama que el gobierno pueda presionar a los sectores privados: “Se pueden hacer microprocesos, como lograr un acuerdo de que a tantos pisos de altura, tantos metros cuadrados de espacio verde deben ceder. También hay que plantar vegetación en todas las terrazas de los edificios. Para estas soluciones hay que usar la imaginación”. Marqués también destaca que “las plazas ferroviarias son la única oportunidad que queda para solucionar parcialmente el problema”, y que aún así “si transformáramos todas esas hectáreas en espacios verdes, Buenos Aires no llegaría jamás a los estándares internacionales. Por eso además de conseguir terrenos hay que cuidar lo que hay, y tratar de que tenga la mejor calidad vegetal posible.”

Los asesores de imagen y la política.









Entrenan al candidato para hablar en público, le escriben los discursos, mejoran su aspecto físico y, en la mayoría de los casos, se sientan en la mesa chica del político, en la que se toman las decisiones importantes y donde las encuestas de opinión marcan la agenda.
Hoy prácticamente no existe político de primera línea que no trabaje con un equipo de consultores de imagen y prensa, expertos en marketing político, nombre que se le da a quienes diseñan la estrategia de campaña o de gobierno.
Suelen ser sociólogos, psicólogos, comunicadores sociales y publicistas que incursionaron en esta actividad relativamente nueva en la argentina, cuya juventud se debe a lo tardío de los procesos democráticos en esta parte del mundo. Maquiavelos modernos de los que poco se sabe, pero que pisan fuerte.
Eduardo Duhalde arrancó su campaña presidencial con un acto en Costa Salguero sin atril ni bombos, con un micrófono de oreja y una estética marcadamente norteamericana que hacía evidente la presencia tras bambalinas de un asesor de imagen.
Francisco De Narváez y Mauricio Macri arman verdaderos Dream Teams de asesores, con pesos pesados de la talla del ecuatoriano Jaime Duran Barba o del publicista Ramiro Agulla.
Los radicales Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz buscan consejos con el grupo de asesores que trabajó con Rodríguez Zapatero en las dos elecciones en las que salió victorioso.
En un mundo híper mediatizado la eficiencia en la comunicación, la manera en que se transmite un mensaje, marca la diferencia. Lograr que aquello que se quiere transmitir llegue al receptor de la mejor manera posible, antes y después de una elección, es el trabajo del marketing político.
El politólogo y asesor Mario Riorda, que trabajó en más de 90 procesos electorales en varios países de Latinoamérica, lo define como “la política con comunicación estratégica. Es la política mediatizada (algunas veces subordinada al sistema de medios). Tal es así, que un político que no usa el marketing político pasa a ser intuitivo y premoderno”.
Al buscar un referente, los asesores argentinos miran hacia los Estados Unidos, donde nació esta profesión hace más de 50 años y donde se le da real importancia.
Pero, ¿cuál es la verdadera influencia de los asesores de prensa en la Argentina?, ¿son culpables de manipular a cualquier costo la opinión pública?, ¿hasta qué punto sobreponer la imagen a las ideas no banaliza la política?
Según Alicia Bustos, directora del Estudio de Imagen y Ceremonial que lleva su nombre, los políticos argentinos no están acostumbrados a tener asesores de imagen, salvo raras excepciones de mentalidad más moderna. “Los más clásicos se dejan llevar por la intuición y además están los adulones”, asegura Bustos.
La influencia de estos nuevos actores políticos cada vez más mediáticos y, a la vez, más polémicos, varía en cada caso. Riorda explica que su influencia es casuística y que hay políticos “que contratan a consultores solo por snobismo y otro extremo en donde los consultores intervienen ampliamente en las decisiones importantes”.
Haciendo uso de la frase de Nicolás Maquiavelo, “pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”, los expertos suelen priorizar la imagen más que las ideologías, y las emociones sobre las ideas.
Esta premisa que se puede interpretar como un simplificación de la política, Natalia Martini, editora del portal de Internet RRPP.net y directora de la consultora NM Comunicaciones, la justifica asegurando que “la exposición de los candidatos en los medios es cada vez mayor y parece ser que en este torbellino mediático al que estamos expuestos es fácil que se le asigne a la imagen personal más poder que a la propuesta”.
En un discurso en septiembre de 2010 Néstor Kirchner exclamaba que “hay quienes se rodean de asesores de imagen, lo que debe ser desterrado de la política para volver a la verdad y a la sinceridad de las convicciones".
A pesar de la frase del ex presidente, son estos hombres a los que muchos analistas ven como el poder detrás del trono y los que jugarán un papel decisivo en las elecciones de octubre.