Con una pequeña ayuda de la tecnología. Discografía de Los Beatles, remasterizada y rejuvenecida. 2009.

Sin flequillos y con menos histeria, la beatlemanía se renueva con una reedición de la discografía completa de Los Beatles, remasterizada y rejuvenecida. Entre los negocios y la nostalgia, cuarenta años después todo el mundo vuelve a hablar de ellos.

En plena crisis de las discográficas, la compaña EMI -necesitada de ingresos tras un 2008 con pérdidas de más de 1.200 millones de dólares- y Aple Corp. encerraron en los sótanos del estudio de grabación Abbey Road a un selecto grupo de ingenieros de sonido durante cuatro años. Allí, bajo la más estricta seguridad, se guarda el audio de cada uno de los discos de Los Beatles. El objetivo era desempolvar la siempre rentable obra de John, Paul, George y Ringo y lanzar el día nueve, del mes nueve, del 2009 la remasterización del catálogo completo de la banda.

Cuando en 1987 se hizo por primera vez el paso de los vinilos a CD, tan solo siete años después de que se inventara este nuevo formato, la tecnología no era la de hoy y la calidad estaba lejos de ser comparable a la de los primitivos discos de pasta. Algunos por nostalgia y otros buscando calidad, siguieron recurriendo al viejo L.P..

¿Qué es lo que cambió en los veintidós años que pasaron desde la primera edición en Compact Disc? El ingeniero de sonido Hernan Agrasar, que trabajó con Ataque 77, La Portuaria y Gustavo Cerati, explica que “la tecnología tuvo grandes cambios desde aquellos tiempos hasta hoy. Básicamente, los procesos digitales entraron en la música y evolucionaron a pasos agigantados”.

Lo primero que se hizo tras cruzar la puerta blindada del sótano de los legendarios estudios londinenses en los que Los fabulosos cuatro grabaron casi toda su música, fue digitalizar los masters originales canción por canción. Únicamente con este primer paso, las mejoras en los sistemas utilizados hicieron que la resolución sea superior a la de los sesenta, e incluso a la de fines de los ochenta, y esté más cerca de una producción realizada en la actualidad.

Luego, durante todo el proceso se puso la lupa sobre las cuestiones técnicas y no tanto en las artísticas. Lo relacionado con la ejecución se mantuvo intacto y así lo manifiesta Allan Rouse, director del equipo de expertos, que asegura que durante los cuatro años se dedicaron a “filtrar errores técnicos en las grabaciones”, pero que de “los 525 minutos de música recopilada, solo se tuvo que limpiar ruidos y soplidos en menos de cinco minutos”.

El volumen del audio, que en el vinilo tenía la limitación de que al imprimírsele un aumento en el master el surco por el que se deslizaba la púa se ensanchaba y perdía capacidad de almacenamiento, fue levemente alterado por el equipo liderado por Rouse.

Con el Compact, a principios de los 80, esta limitación desapareció y se pudo tener un volumen alto sin alterar los minutos de grabación. Según Alberto Segovia, director de la escuela de música INARTEC, esto produjo una “revolución, que a que todos los master empezaron a salir cada vez con más desibeles, un poco presionados por las compañas discográficas, que ya habian notado que elvolumen influia sobre las ventas”. A pesar de que se asegure que las alteraciones fueron mínimas, la remasterizacón suena ostenciblemente más potente. Diferencia también notable en comparación con la primer publicación de 1987. “Ahora se pueden escuchar los arreglos vocales con más claridad, presencia y la sección rítmica de ringo se escuchan con más pegada y mayor nitidés”, comenta Segovia.

Las obras se pueden conseguir en formato de dos box sets o individualmente, con diseños idénticos a los originales, más fotos y textos inéditos. El primero de los box, con un precio, nada accesible, de 1699 pesos, contiene los catorce álbumes en stereo, incluyendo los dos volúmenes del Past Master, editados en 1988 con singles y canciones reunidas en EP´s, y un DVD con imágenes del grupo en formato Quick Time para ver en computadora. El otro box, a 2399 pesos, recoge en su versión mono los primeros diez álbumes, descontando Yellow Submarine, Abbey Road y Let it be, que nunca fueron mezclados en mono, más dos discos mono master, con un repertorio similar al de los Past Masters.

La diferencia de precios se debe a que esta es la primera vez que Sgt. Peppers, el álbum blanco y Magical Mystery Tour, salen a la venta en CD en su versión monoaural. En la década del sesenta, tanto la banda como su productor George Martin, consideraban que estas grabaciones, con el estereo escasamente explorado, eran las definitivas. Tanto era así que John Lennon diría: “no has escuchado Sgt. Pepper a menos que lo hayas hecho en mono“.

El precio de los discos por separado es de 59.99 pesos, excepto el álbum blanco, disco doble y el Past Master que trae los dos volúmenes.Para aclarar la diferencia entre las versiones mono y audio, Hernan Agrasar aclara que originálmente la producción “se armó para una situación de audio que no es la que nos presentan ahora. Es decir, es muy diferente realizar una producción mono a una estereo. Muchos aspectos ligados a la espacialidad pueden cambiar conceptualmente una obra y por lo menos en los primeros discos, al no realizarlos estereo, no fueron planteados para tal fin.” La preocupación y las opiniones encontradas en torno a si la escencia de la música de los cuatro hombres de Liverpool se iba a perder con la remasterización, quedan evidenciadas en las largas discusiones en los foros de internet. Sin embargo, los beatlemaníacos que habían comenzado a ahorrar ante el primer rumor, adquirieron, solamente en Estados Unidos, más de 626.000 copias.

Por si faltaba cerrar un negocio redondo, el mismo nueve de septiembre apareció el video juego "The Beatles: Rock Band" para asegurarse así de no dejar afuera a ninguna generación. El juego es una especie de Guitar Hero, creado por Harmonix y MTV Games, que permite cantar a tres usuarios simultaneamente y utilizar simuladores de la bateria de Starr y del bajo de McCartney.

Las adolescentes que entraban en crisis de nervios y se hacían pis encima por los cuatro ingleses flequiyudos ya calmaron sus hormonas, pero la beatlemania nunca dejó de existir. Durante los cuarenta años que pasaron desde que grabaran juntos por última vez, siguieron sumando ceros en cuentas bancarias.

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