viernes, 28 de octubre de 2016

Thays y la idea de una ciudad verde


Charles Thays y la idea de una ciudad verde.

La capital argentina cuenta con menos de dos metros cuadrados parquizados por habitante, muy por debajo de los estándares internacionales. Sin embargo, a principios del siglo xx se contaba con siete metros cuadrado, más que muchas ciudades europeas de la época. Todo empezó cuando en 1889, pocos años después de haber arribado a la argentina desde su París natal, el paisajista francés Charles Thays asumió como director de Parques y Paseos de Buenos Aires. Durante su gestión, que duró hasta 1914, planificó una ciudad que acrecentara su patrimonio verde al ritmo en que el país crecía recibiendo inmigrantes por millones y que llegó a tener más parques y plazas que otras capitales europeas.
Durante estos años dio forma y remodeló muchos de los paseos públicos más importantes de la ciudad: Parque Centenario, Barrancas de Belgrano, Parque Patricios, Parque Colón, Parque Pereyra, Parque Avellaneda y la Plaza de Mayo, Constitución y Congreso.
Entre los proyectos más significativos encarados por Thays se encuentran los lagos de Palermo, una gran extensión de terreno de 25 hectáreas que convirtió en el pulmón de la ciudad al estilo del Bois de Boulogne francés, y el Jardín Botánico, que lleva su nombre y donde vivió en una pequeña casa junto a su familia, en el que reunió la flora de las distintas provincias argentinas.
Mientras estuvo a cargo de los parques y las plazas porteñas pasaron once intendentes y cinco presidentes. Concretó y remodeló el 80% de los espacios verdes públicos de la ciudad y, atento a las etapas de floración de cada grupo para que siempre hubiera árboles floridos, plantó 150 mil a lo largo de calles y avenidas, para lo que utilizó especies autóctonas como el jacarandá, la tipa, el palo borracho, el ceibo y el lapacho.
Con 120 años, esta arboleda aún sigue en pie y, como explica el paisajista Flavio Marqués, “de no haber tenido una generación de profesionales que viene desde Thays en adelante durante los primeros años del siglo veinte, hoy prácticamente no tendríamos árboles”.
Si bien en sus obras predomina el estilo francés, una característica de Buenos Aires que había comenzado a perfilarse algunos años antes con el gobierno de Torcuato de Alvear y el nombramiento de otro paisajista francés llamado Eugène Courtois, también se puede apreciar la influencia de los estilos inglés y romano.
Thays llegó a ser un personaje reconocido, hasta su muerte en 1934, cuando su féretro fue acompañado hasta su sepultura por una multitud de porteños.

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